El Día Internacional de las Personas con Discapacidad fue declarado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo de este hito fue promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, así como concientizar sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural. Es en ese contexto que el Derecho a la Alimentación, la Seguridad Alimentaria y Nutricional de todas las personas, incluyendo el agua como fuente de hidratación fundamental, no los deja exentos.
Entendiendo “persona con discapacidad” a aquella persona que teniendo una o más deficiencias físicas, mentales, sea por causa psíquica o intelectual, o sensoriales, ya sea de carácter temporal o permanente, al interactuar con diversas barreras presentes en el entorno, ve impedida o restringida su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás, si vamos a ver algunos datos concretos, el segundo estudio Nacional de Discapacidad, realizada el 2015, indica que 2.836.000 personas tienen esta situación, lo que equivale al 16,7% de la población chilena, alcanzando un 5,8% en niños entre 2 y 17 años y un 20% para la población de 18 años y más.
Como nutricionistas debemos velar por el cubrir las necesidades nutricionales de las personas en situación de discapacidad, tanto en cantidad como en calidad, entregando una alimentación suficiente y variada. Antiguamente el soporte nutricional se enfocaba en evitar la malnutrición por déficit y prevenir la morbimortalidad infecciosa asociada al bajo peso. Sin embargo la malnutrición por exceso, entendiéndose esta por sobrepeso u obesidad, ha ido aumentando progresivamente en el mundo y en chile, afectando a este grupo de igual forma, lo cual acarrea enfermedades crónicas no transmisibles, exacerbación de patologías de base y complicaciones en su cuidado del día a día.
Este aumento en las cifras de sobrepeso y obesidad en todo el ciclo vital se ha asociado a los malos hábitos de alimentación y el sedentarismo. El último estudio de Actividad Física y Deporte en población con discapacidad reveló, que el 63% de la población se declara inactivos, es decir, que no realizan actividad física o deporte, lo cual deja claro que debemos tener presente estos aspectos en este grupo de personas al momento de generar políticas públicas que tributen a la calidad de vida ya sea en materias alimentarias como de actividad física y deporte.
Valentina Parga C.
Nutricionista y académico PUC
